El Mediterranean Epic Triathlon era para mí más que una competición. Era un evento deportivo del cual formaba parte como embajadora. Meses atrás (agosto del año pasado si no recuerdo mal), la organización me ofrece ser embajadora junto a otros deportistas y, una vez me cuenta su proyecto, acepto encantada la invitación. Era todo un honor que contaran conmigo y ser parte de un “equipo” que estaba capitaneado (nunca mejor dicho) por el gran Javi Gómez Noya.

No hace falta decir que no nos ha faltado de nada desde el primer día hasta el último. También os podéis imaginar que esta experiencia ha sido brutal y que ha estado cargada de grandes momentos, grandes anécdotas y muchas risas. Inolvidable.

Pero no me olvidaba de que venía a competir. Venía a disputar un half exigente y mi tercera carrera consecutiva en solo cuatro semanas. No os voy a engañar que venir de hacer dos grandes resultados me daba tranquilidad. Sentía que podía permitirme el lujo de fallar y que, si fuera así, sería totalmente entendible. Y a la misma vez, me daba mucha seguridad. Seguridad de saber que estaba en un gran momento de forma, que las cosas se estaban haciendo bien y que tanto física como anímicamente me encontraba más enérgica que nunca. Cierto es que después de Pamplona me vino todo el cansancio (normal, ¿no?), pero, aun así, me estaba encontrando bien y el cuerpo seguía respondiendo en los entrenos. Tanto es así que, junto a mi entrenador Carles Tur, decidimos no bajar la guardia y ponernos a trabajar ya para grandes objetivos que están cerca.

Así que, aun con la sensación de no llegar al 100%, me sentía fuerte y con ganas de sacar una buena carrera y de luchar por la victoria a pesar de tener rivales que iban a por ese mismo objetivo. Y de demostrarme a mí misma que podía seguir sumando grandes carreras a pesar del tute que llevaba. Ganas no me faltaban, y nervios tampoco. Por más que sentía que llegaba más tranquila que nunca a una prueba, el día previo ya se apoderaron de mi todos esos temores: miedos, dudas, incertidumbres, respeto a las bajadas, respeto al calor, a las rivales, etc.

Sábado 8:02h. Temperatura del agua: 19 grados. Empieza la carrera élite femenina. Por delante tenemos a la élite masculina con dos minutos de ventaja. Hago una mala entrada después de tropezar en el foso que había. Eso me deja unos metros rezagada ante Saleta y Laura, pero lucho por alcanzarlas y enseguida lo consigo. Sobre los 500 metros me pongo a liderar la prueba, aunque presiento que Laura viene detrás. Lucho durante todo el recorrido con fuerza intentando alejarme unos metros, pero a la llegada a la playa veo que no lo he conseguido. Aun así, estoy contenta de finalizar el primer segmento con buenas sensaciones y de haberlo disfrutado.

Se nadó de lujo. No solo por un mar en calma y cristalino, sino que el recorrido a dos vueltas cortas y con el giro sin salir del agua (para mí fue un gran acierto). Hizo que se pasara la natación de un plumazo.

No os penséis que la salida del agua fue mejor que la entrada. Volví a darme un bañito en el foso y protagonicé el momento cómico del día. ¡Ya has cubierto el cupo de pifias hoy Judith! Me dije. Sin embargo, venía otra. Hago una rápida transición y consigo abrir hueco con Laura, pero nada más subirme a la bici, me vuelve a saltar el Garmin (tercera carrera consecutiva que me pasa y eso que había cambiado el ajuste y confiaba en que funcionaría). ¡Otra vez no! ¿Qué hago? No podía parar y perder esos segundos de ventaja.Decido seguir, como lo hice en Pamplona, confiando que el que lo viera y lo cogiera, lo devolvería a la organización. Pero esta vez, por desgracia, no fue así. Pues nada, otra carrera a pelo. Venga Judith que ya eres toda una experta.  Así que yo no os puedo hablar de watios ni números ni nada. Jejejeje

Salí a por todas en bici. No solo con la estrategia de intentar soltar a Laura, sino, por qué no reconocerlo, me apetecía probarme, estrujarme y ver de lo que era capaz. Ya que no tenía datos (aunque me hubiera gustado verlos y comparar si mis sensaciones se asemejaban a la realidad en cuanto a ritmo y watios) quería luchar con fuerza kilómetro a kilómetro. Sin inmolarme. ¡claro! Siempre guardando ese punto para llegar a la carrera a pie con garantías, pero intentando ganar la mayor renta posible e intentar defender esa primera plaza hasta el final.

Me sentí fuerte. Me sentí ágil. Me sentí entera en todo momento. El calor apretó. Sin embargo, a pesar de la sensación de sed, de sobrecalentón, de algún amago de rampa y de notar los isquios tensos, las sensaciones en general fueron muy buenas. Eso me iba dando confianza, y más rodando a la intensidad que lo estaba haciendo. Donde tuve tensión fue en la bajada. No quería perder la estela de los chicos que tenía delante y me la jugué bastante. Me acojoné en un par de curvas. Judith, tampoco hay que jugarse la vida. Tuve un par de sustos por arriesgar y eso hizo que levantará el pie y dejara escapar las referencias. Pero, cuando llegaba el llano o la subida los volvía alcanzar. No hay más satisfacción que esa. La de ver que estas luchando con chicos élite, como una más en la pelea por el top 10 de la general y puedes dar la cara como uno más.

   

El sector ciclista no solo se me pasó muy rápido, sino que me encantó. Me fascinó el recorrido. Y, al igual que la natación, hacer dos vueltas iguales de escasos cuarenta y cuatro kilómetros me pareció ideal.

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Llego a la T2 convenciéndome de que llevo una sólida ventaja ante mis rivales ya que, en el paso por vuelta, pude comprobar que tenía varios minutos de renta. Aun así, salgo fuerte a correr. No quiero relajarme hasta que compruebe de cuánto es esa ventaja realmente. Nunca se sabe lo que puede pasar.  Sin embargo, nada más empezar a correr, veo a Laura, ya fuera de carrera animando junto a Llibert y en el kilómetro 2 veo que Saleta aún está terminando la bici. Así que, me dije: ahora sí Judith. Esto hoy es tuyo.

 

 

No os podéis imaginar como disfruté de la carrera a pie. Pude saborear lo tranquila que se corre con una renta de más de quince minutos. Pude disfrutar del recorrido, de la gente, de cruzarme con el resto de triatletas… Pude cerciorarme del gran momento de forma que estoy viviendo y de lo bonito que es obtener la recompensa a ese duro esfuerzo diario. Solo una ampolla en el puente de pie, por culpa de echarme tanta agua encima, me mermó esa felicidad. Y la subida “toca narices” al Paseo del faro de Oropesa también nos borró la sonrisa a todos. ¡Vaya encerrona! Jejejeje. Nos pilló a todos (o a casi todos) por sorpresa. Pero como dijo Hector (el organizador): sino no sería EPIC TRIATHLON, sino “triatlón facilón”. Jejeje. Qué razón tenía. Así que ya estábamos advertidos.

 

Un fin de semana para enmarcar, en el que pude disfrutar de una gran prueba, de un gran evento, pero, sobre todo, de grandes personas, de grandes compañeros, de grandes cracks y de grandes amigos. Fue un premio coincidir prácticamente toda la carrera con mi amigo «nano». Como me dijiste: ni planeado. jejejeje. Así que nadie piense mal, que fruto de la casualidad. Por cierto, gracias por el detallazo de frenarte en meta para no quitarme protagonismo. Eres muy crack.

Contenta de coincidir una vez más con Noya. Contenta de compartir pódium y experiencia con Saleta. Contenta de conocer a Indre. Y contenta de coincidir con Morenito. Qué ilusión que seamos compañeros de equipo y que subiéramos los dos al pódium en esta carrera (la primera para él con estos colores).

Gracias Hector, Jesús y Ramón por todo el cariño recibido. Y enhorabuena por lo que habéis logrado.

La guinda la pone el Team koraxan. Qué bueno que estuviéramos varios allí y que pudiéramos vivir esto juntos (lástima las dos bajas de última hora por lesión y Covid).

Sábado 14 de mayo, 13:30h. Pamplona. Campeonato de España de Media Distancia. Tenía por delante uno de los mayores retos a los que me he enfrentado hasta ahora: completar un half solo seis días después de completar un full.

Cuesta ver las opciones de estar en la línea de salida cuando, el jueves, dos días antes de la prueba, sigues bajando las escaleras de espaldas. Y no exagero. Cuidé todos los detalles desde que crucé la meta del 140.6INN el pasado domingo. Entrené (o me moví) lo justo (solo dos sesiones fáciles de rodillo y dos días de dos mil metros de nado continuo), hice dos sesiones de recuperación con mi fisio y cuidé la alimentación y la suplementación al milímetro. A pesar de todo, como era de esperar, la fatiga seguía siendo notable cinco días después de la prueba. Sobre todo a nivel muscular. Lo comprobé el viernes cuando corrí por primera vez y noté como las ”patas” seguían resentidas. Me preocupaba las molestias que tenía en un gemelo. Aparecieron ya en mitad de la maratón del larga distancia. Quizá como consecuencia de llevar, en un dedo, una gran ampolla que me condicionó la pisada. Son de esas cosillas tontas que te dan guerra y te amargan la competición. Me costaba ver la luz al final del túnel. A solo veinticuatro horas de la prueba me costaba verme compitiendo. Sabía que iba a ser duro y venia mentalizada para ello. Sabía que iba a sufrir. Lo que no quería era correr con dolor y mucho menos lesionarme. Pero estaba allí por un motivo: luchar por el título de Campeonas de España por equipos junto a Nats y María. Y eso me motivaba muchísimo. Además, me había comprometido a ello y no podía fallar. Así que, debía poner todo de mi parte; no solo por mí, sino por el bien del equipo. ¡Bonita responsabilidad!

13:32h. Empieza la prueba élite femenina. Lo hacemos dos minutos más tarde que los chicos élite. Fue un gustazo meterse en el agua. Además del calor infernal del día y que llevábamos una hora con el neopreno puesto, a quién no le apetecía un bañito. Lo malo, fue que en vez de refrescarme me sofoqué más. El ritmo fue agónico desde la primera brazada. Quería luchar por estar delante y, después de quedarme cortada en los primeros metros por una triatleta, me fue imposible alcanzar a Helene y Marta, a pesar de ir viendo su estela. No quería rendirme y, pese sentir que estaba consumiendo toda la energía que tenía, no iba a dejar de luchar hasta que se agotara. La motivación fue ir pasando chicos, cosa que siempre mola y ameniza la nadada. Menos mal, porque se me estaba haciendo muy larga. Aunque lo que sí se me hizo larga fue la dura rampa que tocaba trepar hasta boxes. ¡Madre mía! Casi muero. Lactato hasta en las orejas y yo pensando: ¿Dónde me he metido? Solo esperaba que en ese momento las malas sensaciones fuesen igual para todos porque si no, no iba a llegar ni a la vuelta de la esquina.

En la T1 protagonicé el show del día. La lie bien liada para subirme a la bici y calzarme las botas. Un verdadero drama. La suerte fue que no me cayese. Subiendo la rampa pillé la primera pájara del día y allí no había quién diese pie con bola. Para colmo, en medio de esa pelea con mis zapatillas, me salta el Garmin y veo como cae al suelo sin yo tener intención alguna de pararme. Suerte que hay buena gente y el chico que lo vio caer se lo dio a la organización para que me lo hicieran llegar ¡Muchas gracias a ambos! ¡Ala Judith! Otra bici a ciegas. ¡Qué desastre! Suerte que el día de antes vi el circuito en coche y podría tener alguna referencia de por dónde iba y cuánto quedaba. Lo malo, como siempre, es gestionar las ingestas. Lo demás era secundario.

Me pongo a pedalear como una loca y siento que llevo el pulso a mil y las piernas a punto de estallar y ahí, es cuando me digo: Judith, regula que sino no acabas hoy. A pesar de ir con la sensación de “batería baja” en todo momento, no quería, ni podía, dejar de luchar. El gen competitivo siempre aflora. Sin embargo, debía competir con más cabeza que nunca.

Veo que voy alcanzando a Marta y, sin dejarme llevar por la emoción, me acerco a ella y justo cuando la pillo, me rebasa Laura con un grupo de chicos. Lucho por subirme al tren en el vagón de cola después de ver que Marta también se une. Segundo calentón del día. Y eso que debía regular. Pero la mentalidad ganadora también estaba presente y no quería quedarse atrás. Por más que la quise convencer de que no era el día para nosotras, ella seguía erre que erre.

Los kilómetros, con tanta gente, se hacen complicados. El miedo de meterme en zona drafting hace que acabe alejándome más y pegue tirones que no ayudan nada cuando no estás fresca. Así que decido actuar y avanzar para no perder el segundo grupo de carrera, pero ya es tarde. Laura se ha ido. La carrera empieza a romperse. Toca recomponerla Judith. Entro en modo persecución y, aunque mi cuerpo lleva el piloto rojo encendido, siento que puedo aguantar en reserva muchos kilómetros (o al menos trato de convencerme de ello). Lo que sí que necesitaba repostar era mi bidón de agua. ¡Qué sed! Y ¡Que calor! Notaba la boca seca en todo momento y una sensación de mareo constante. Mi miedo no era el luchar en vano, sino fastidiar la carrera y desfallecer por arriesgar más de la cuenta. Mi cometido estaba claro y no podía cargármelo a mi antojo.

Consigo llegar a la cabeza de carrera (calculo que entre el kilómetro 60 y 70). Me emociono por ello y me siento orgullosa. Eso sí, no me queda más remedio que quedarme atrás cerrando el grupo. Helene en cabeza, seguida por Laura y por mí. Como le dije luego a Helene, sentí no haberle podido hacer ni un relevo. Así que me alegro de que se llevara la victoria porque tiró ella solita toda la bici(al menos el tiempo que yo estuve allí). ¡Enhorabuena compañera!

Se acaba el sector de ciclismo. Por cierto, uno de los más bonitos que he hecho. Me encantó.

T2 muy rápida (es lo que tiene llevar los calcetines puestos desde la T1). Y ahí, vivo un momento único en mi carrera deportiva: el de ir primera y querer que me adelanten rápido. Jajajaja. Podéis imaginaros cómo me bajé de la bici. Cuarta pájara del día, ¿o quinta? ¡No sé! Yo solo quería quedarme tranquilita, intentar poner piloto automático y… ya llegaré. No os voy negar que en esos primeros metros me sentí fundida. La batería estaba al 1% y sentía que en cualquier momento me iba a apagar. Me pasa Helene y poco después Laura. Ahora: a, saber, gestionar esto. A, saber, luchar contra este bajón y a, confiar, que el cuerpo te responda hasta meta. Me dije. Soñaba con poder acabar tercera, soñaba en conseguir subirme al pódium y en firmar un gran logro. Sin embargo, sentía que la realidad iba a ser muy distinta. Que iba a ser adelantada por varias triatletas y que solo podría luchar por acabar y llegar con dignidad a la meta. ¡Está muy bien Judith! Genial después de lo que llevas encima. Me dije al visualizar esa situación.

 

Costó entrar. La dureza del circuito desde los primeros metros no ayudaba. Muscularmente me sentía mejor de lo esperado. Sin embargo, sentía que no tenía energía, que me flojeaban las piernas. La sensación de sed y calor aumentaba y yo solo luchaba por controlar eso. Empiezas a ver a gente. Empiezas a sentir los ánimos del público y es uno de esos momentos que no quieres ni que te animen ¡Perdonarme! Es lo que te dice el demonio que llevas dentro en momentos como esos. No quieres que nadie te mire. Solo quieres llevar tu sufrimiento en soledad para no dar pena; aunque ya te la estás dando a ti misma. Pero, en cuestión de segundos, la cordura se impone al resto de estados y gobierna en mi cabeza con autoridad. Y me dice: ¡Judith!: levanta la cabeza, abre los ojos y agudiza el oido. Sonríe en la medida que puedas. Y, sobre todo, disfruta de esto. Disfruta de correr por fin en ese Pamplona que llevabas años deseándolo. Disfruta de volver a correr en el norte. En una carrera única y mítica. Quizá hoy es el mejor día para estar aquí. El mejor día para que te alienten, para que te empujen y para que te ayuden a lograr lo que estás consiguiendo, porque no dudes, que lo que estás haciendo es una proeza.

 

No sé si fueron mis pensamientos positivos, el buffle de César entonando mi música favorita para correr, los ánimos de Edu, Mikel, mis padres, Ruth, Ferdy… y los de todos los allí presentes o el conjunto de todo eso (seguramente). Pero conseguí reponerme. Conseguí volver a ser yo y luchar cada kilómetro como si fuera el último, Sin mirar más allá.

Funcionó. La máquina se engrasaba de nuevo y me fui viniendo arriba. Aunque el subidón fue ver a Laura delante. Le estaba recortando. Quise controlar, pero la adrenalina del momento me superó y yo la superé a ella. Sin saber muy bien que estaba haciendo y por qué. Creyendo que ese movimiento me podría costar la partida, pero ya no había vuelta atrás.

¡Judith! ¿De dónde sacas las fuerzas? No logró entenderlo. La gente me lo preguntaba, pero no tengo respuesta. Yo misma me sorprendo. Yo misma alucino de lo que soy capaz de hacer. De cómo consigo pasar de la pena a la gloria y de cómo consigo inhibir todos los males, todos dolores (ni el gemelo ni la ampolla me molestaron corriendo). No os mentí cuando muchos de vosotros, esa misma mañana, me preguntasteis si estaba recuperada del full y yo os decía que no. No os miento cuando os cuento cómo me sentía minutos previos a este momento. Creedme. Y tampoco os miento cuando os digo que no sé qué fórmula utiliza mi cuerpo, mi cabeza y mi corazón para revertir la situación.

Luché la segunda vuelta para mantener esa gloriosa posición. Las piernas respondieron muy bien y pude dejarme llevar en las bajadas para compensar ritmo con las duras subidas. Un fuerte flato (aunque hoy, me ha confirmado mi fisio que era el diafragma, ya que seguía con el dolor) se apoderó de mí y me trastocó de nuevo mi marcheta, pero conseguí lidiar con ello también.

Volver a pasar por la Plaza del Castillo marcó la cuenta atrás. Lo tienes Judith, esto ya nadie te lo quita. Por si yo no me lo había repetido suficientes veces a mí misma, los speakers me lo recordaban: Campeona de España de Larga Distancia, hace tan solo seis días y está luchando por el Campeonato de Media. Yo solo luchaba por acabar. La primera posición estaba clara. Aunque la gente me seguía marcando referencias y diciéndome que Helene estaba cerca. Suficiente por hoy. pensaba. Tampoco os vengáis tan arriba. Jejejeje.

Cómo disfruté los kilómetros finales. Y no solo por compartirlos con Ana, una deportista a la que entreno y aprecio mucho. Empecé a saborear lo conseguido, aunque seguía sin dar crédito. El periplo competitivo entre la larga y la media llegaba a su fin y solo quedaba asimilarlo, saborearlo y celebrarlo. Mi hazaña se empezaba a escribir en grande en mi curriculum deportivo. ¡Ole tú! Lo has logrado Judith. Increíble. Alucinante. Bárbaro.

Subcampeona de España de Media distancia y Campeonas de España de Media Distancia por equipos. ¡Sí! ¡Lo conseguimos! Enhorabuena chicas. Tres guerreras que vinimos a luchar por un título y a pesar de no llegar al 100% ninguna de las tres, cumplimos nuestra función. Las tres teníamos claro que las otras dos no iban a fallar y por eso, cada una de nosotras, tampoco. Orgullosa de ellas y orgullosa de formar parte de este gran equipo.

Qué bonito es que la gente reconozca tu gesta. Y que también lo hiciera en persona el presidente de la Federación Española de Triatlón, para mí fue un gran regalo ¡Gracias por el reconocimiento!

Sigo abrumada por todas las felicitaciones que recibí y sigo recibiendo. Por ambos campeonatos, por ambos títulos. Gracias a todos. Ha sido muy bonito recibir tanto cariño y, más que por los resultados, la gente valore mi esfuerzo y entereza ¡Gracias!

Me quedo con ver que he conseguido hasta sorprender a la gente que está a mi lado (Javi, mis padres, mi hermana…). Porque ellos me han visto bajar las escaleras de espaldas hasta el jueves. Y aunque confíen mucho en mí, y en que podía hacer una gran carrera, esto ha superado todas las expectativas. Hasta las de mi entrenador Carles Tur, que ya el lunes me había marcado correr. Y cuando acabé el sábado me dijo: Judith mejor el lunes no corremos. Jejejeje. Gracias Carles, esto es sin duda gracias a tu trabajo.

Permitirme que siga soñando un poquito más.

PD: no solo yo conseguí esta hazaña. También lo hicieron Bruna Mahn y Pello Osoro (siento que, si alguien más lo hizo, lo desconozco). Así que: ¡enhorabuena! Aunque lo de Pello no sorprende, ¿no? Mejor no os cuento que el domingo nos encontramos pedaleando en Zarautz y reconociendo el nuevo circuito que nos espera. Que precisamente, no es el ideal para soltar piernas el día después de carrera. Aunque, que consté en acta, yo tuve que poner pie en el suelo y subir andando (no es dejéis engañar por el video que pusimos). Así que el más loco aquí sigue siendo Pello. Jejejeje

 

 

 

“El éxito viene de la cantidad de acciones incómodas que eres capaz de soportar. Cuando tienes fe en ti y en los que te acompañan sentirás que tienes fuerzas y recursos para superarte, el límite de hoy no es el límite de mañana”.

 

“La autoexigencia es necesaria para lograr grandes resultados, y cuando no salen las cosas es como una tortura. Muchos sentimos una gran admiración y respeto por todo lo que sigues haciendo. Ya vendrán tiempos mejores, muchos ánimos Judith”

Perdonar que empiece tan filosófica. Estás líneas son de Julián, el entrenador del Club Natación Hospitalet dónde entreno y con quién entreno todos los días que puedo. Ese fue su mensaje después de un día muy duro para mí. Me vi obligada a abandonar el entreno por frío. Me fui llorando como una niña por la impotencia de no poder controlarlo. Por no poder seguir. Y es que, además, no era la primera vez (ya sabéis que estos meses hemos tenido muy mal tiempo y ha sido más duro que nunca). Pero es que justo en ese mismo entreno (en el físico que hicimos antes de tirarnos al agua), recibí un golpe en la zona del pectoral (sin querer, fue mala suerte) y me hice una fisura intercostal que me dejó varios días fuera de juego, tres semanas sin nadar y las molestias hasta el día de hoy (imagino que sabéis que está lesión es muy dura y puñetera). Julián me conoce desde que entré en ese club a los doce años. Es un hombre de pocas palabras, pero para mí es un gran apoyo y su mensaje ha sido una gran motivación para recuperarme y llegar a esta carrera.

Llegaba muy bien. Más fuerte y más fina que nunca. De ello hay muchos responsables. Principalmente mi entrenador Carles Tur quién ha dado el 200% y yo debía poner todo de mi parte para estar a su altura. Y mi fisio, Enric de Dotsalut, quién me ha tratado tres veces por semana en el último mes; tanto para curar esa fisura como el edema óseo que llevo arrastrando en un tobillo. Y, además, me ha dejado una magneto para seguir con el tratamiento en casa. Como sabéis, detrás hay mucha gente que se deja la piel para que llegue lo mejor posible a cada carrera. Y para que mi día a día sea lo más fácil posible y consiga sacar bien todos esos entrenos. No solo profesionales sino también los amigos, familia y por supuesto, Javi.

Qué ganas tenía de que llegara esta carrera. Y qué nervios. Es de las veces que más nerviosa he estado. Ya desde los días previos (y tengo que decir que Javi estaba peor que yo. Y eso no me ayudaba. ¡Por si yo no tenía bastante! Jejejeje). Los nervios son tan traicioneros que hicieron que me bajara la regla el sábado por la tarde ¡Sorpresa! ¡No me hagas esto por favor! Como siempre, tan inoportuna. Si es que ya lo decía Diego de Planeta Triatlón que me dolía la barriga. Jajajaja. Os cuento la anécdota: sábado tarde me encuentro a Diego haciendo el check-in y me dice: ¿A ti no te dolía la tripa? Alguien me ha dicho que te dolía la barriga y no te encontrabas bien. Pues llego al hotel y ¡Pam! Me baja la regla y por consecuencia, me empieza a doler la barriga. No sé quién fue el del presagio, pero se lució.

La combinación de regla, nervios, etc… no me dejaron pegar ojo. Mi sensación fue que no conseguí dormirme ni un segundo. Lo pasé muy mal. Desesperante. Y, obviamente, me levanté de muy mala leche y preocupada. Javi trataba de convencerme de que todo iría bien. Pero yo no quería ni escucharle. Conseguí cambiar el chip. ¡Necesito mi tiempo, pero lo consigo! Como ya lo tenía todo listo en boxes, me fui para el paseo y, mientras trotaba e iba amaneciendo, fui entrando en carrera. Los miedos desaparecieron, los fantasmas se esfumaron y todos los dolores también. Solo quedaba dar paso a la motivación. Al trabajo hecho y a la confianza en mí misma. ¡Determinación Judith!

Si la lucha fue dura las semanas, los días y las horas previas, en la carrera, fue todo lo contrario. No me hizo falta luchar. Solo dejarme llevar. Solo fluir (como me escribió un gran amigo la misma mañana de carrera): “Todo cambia cuando te entregas. Fluye Corachán. Hoy nos iluminarás a todos los que te admiramos. Disfruta”. Son esos mensajes que te guían cuando más lo necesitas. Los que te acompañan en todo el camino. Esos que no solo te llegan al alma, sino que consiguen convencer a tu cabeza. Y así fue. Gracias.

     

La natación fue un mero trámite. Esa natación es brutal. Preciosa. No os puedo decir otra cosa. Si a eso le sumas que, desde la primera brazada, me escapo en solitario y voy dando caza a chicos élite, el subidón es brutal. Lo único negativo fue que no sentía ni las manos ni los pies por culpa del agua tan fría y que los últimos metros se me estaban haciendo muy duros. Siempre me pasa, cuando empiezo a sentir que en vez de manos y pies tengo muñones y que me empiezo a acalambrar, se me hace muy duro. Pese a ello, conseguí hacer una transición rápida. Con mis limitaciones y dificultades, pero con cabeza. A la insensibilidad de manos y pies se le sumó la emoción de los ánimos del público, de mi sobrina Laia corriendo a mi lado junto con Juanan y Piluka. Pese a todo, ya tenía el primer sector superado con nota. Lo de conseguir meter los pies en las botas de bici fue mucho más difícil. –¿Verdad Ana?- ¡Qué show! Esos son mis peores momentos. La cabeza le envía la orden, pero las manos y los pies no pueden obedecer. Desesperante.

(photo: Eduborrowsport (Photo Sport))

Sorprendentemente la bici fue otro trámite. Por increíble que parezca se me pasaron los 180 kilómetros muy rápidos. Sin bajones, sin molestias, sin dolores… Judith, disfruta de esto que pocas veces pasa. Y es que, aunque esperaba que llegaran los momentos duros, los kilómetros pasaban y yo disfrutaba más entera que nunca. Con cautela, pero con fuerza. Sin prisa, pero sin pausa. Hasta me permití saborear esas grandes sensaciones y admirar, en varias ocasiones, aquel impresionante paisaje.

Tradeinn International Triathlon 1406INN 2022
Tradeinn International Triathlon 1406INN 2022

El circuito ya tenía su dureza y sus dificultades técnicas como para añadir obstáculos, pero la meteo también quiso ponerse caprichosa. Como digo, todo iba de maravilla hasta que a pocos metros de coronar el penúltimo puerto empieza a tronar y en cuestión de segundos, empiezan a caer goterones. Rápidamente me pongo a liderar el grupo en el que iba y me lanzo para abajo. Cardona me dice: ¡cuidado! Pero le digo: sí, sí, pero a ver si el agua nos pilla lo más abajo posible. Esa bajada era muy técnica y lo último que quería era caerme. Los frenos de disco serán un atraso para muchos, pero en este caso, para mí son más que necesarios. El primer chaparrón fue inevitable, al menos salvamos la bajada con cierta solvencia y conseguimos superar el paso por un Calonge lleno de charcos y lleno de badenes y baches que no son lo mismo en seco que en mojado.

Tradeinn International Triathlon 1406INN 2022

Solo nos quedaba un puerto. Romanyà y para la T2 (como si nada Jejeje) pero de nuevo el problema no era subir. Yo seguía muy entera, pero se avecinaba una nueva tormenta y esta con vendaval incluido. Yo estaba disfrutando tanto (lo reconozco) que nada me importaba ni me borraba la sonrisa. Nada me restaba la energía positiva que llevé durante toda la carrera y las ganas de seguir peleando. Sin embargo, ese segundo diluvio casi me saca fuera de juego. Lo peor no fue el peligro de caída nuevamente, sino el frío que cogí y que me hizo temer por no llegar “viva” a la T2.

Por suerte, todo quedó en anécdotas de carrera que consiguen hacerla más épica. Lo que no sé si lo hace épico es que se te rompa el soporte del Garmin en un bache sobre el kilómetro 50, lo consiga pillar al vuelo para meterlo en el bolsillo e ir atientas toda la bici. A mí no me importa ir por sensaciones, pero lo que me mató es no saber cuánto tiempo llevaba para ir gestionando cuando comer. Pero: ¿qué sería una carrera de larga distancia sin mil batallitas que contar?

Aunque el frío fue el elemento protagonista en las transiciones, volví hacer un pase por boxes muy rápido. Es un privilegio que te puedan ir dando la suplementación en cada vuelta de carrera y que puedas salir a correr con las manos vacías. Ya me las vi y me las deseé para ponerme el Garmin en la muñeca y accionarlo con mis dedos tiesos como para tener que llevar más cosas.

(Photo: Juan Carlos, FETRI)

No hay mejor sensación que la de bajarse a correr la maratón y sentir que las piernas están frescas como una rosa. No me lo podía creer. Por más que sepas que llevas un gran trabajo hecho, nunca imaginas bajarte a correr con esa entereza y menos después de una bici dura y exigente. Pues esas grandes sensaciones y la gran ventaja que llevaba me hicieron disfrutar de esos 42,2 kilómetros de principio a fin. Que placer olvidarse del reloj, correr por sensaciones (como en la bici jejeje) y poder disfrutar de un triunfo con el que llevas soñando. Poder saborear los ánimos del público que tanto me ayudó uno vez más. Poder mirar y sonreír a todo aquel que había venido animarme, a todo el teamkoraxan que nunca falla, a todos mis amigos, compañeros y a mi familia. Mención especial para mis sobrinas que me hicieron emocionar vuelta a vuelta. No pude tener mejor regalo ¡Gracias a todos!

(Photo: Harold Avellan 140.6inn)

Aunque regalos tuve muchos, muchísimos. Destacar el tener allí a Saleta y a Ruth, dos personas que me ha presentado este deporte y que me llevo para toda la vida. Dos amigas que admiro, que quiero y que respeto. Y que estuvieran el domingo, hace para mí aún más especial esta carrera.

Especial fue lucir los colores del ANB y compartir un fin de semana con muchos compañeros. Qué bonito es sentirte parte de un gran equipo, compuesto y capitaneado por grandes personas.

Especial es vivir los valores de este deporte. Animarnos todos, aunque sea con un gesto, con una mirada al cruzarnos vayas como vayas. Poder ver a tantos amigos, a triatletas que esperas y otros que ves por sorpresa. A David, el CEO de Tradeinn completando “su” carrera. A mí me emocionan esas cosas. Y nos las cambio por ningún triunfo. Enhorabuena David y gracias. Gracias por volvernos a regalar otra gran carrera. Gracias por superaros un año más. Gracias a todo el equipo de Tradeinn, en especial a Pere, no solo por su trabajo sino por su entrega y pasión. Como me alegró recibir la medalla de ti. Gracias por todo.

Tradeinn International Triathlon 1406INN 2022
Tradeinn International Triathlon 1406INN 2022

PD: tal y como prometió la organización, la meta fue espectacular. No quiero imaginar lo que son capaces de hacer el año que viene. Espero volver a estar allí para verlo y vivirlo.

Tradeinn International Triathlon 1406INN 2022

 

Tradeinn International Triathlon 1406INN 2022

PD: muchos me decís que si no me ha dado pena o envidia no estar en el mundial de St. George (en el cual yo estaba clasificada). Os contesto: no cambio esto por ningún mundial, de todo corazón.

Gracias a la organización por tratarme de 10 una vez. Volvimos a estar en el Hotel Aromar. Exquisito trato. muchas gracias.