¡Primer triatlón de la temporada!

Por más años que lleves en esto, los nervios no cesan. Estaba como el primer día de colegio; nerviosa, con ganas, pero con esa mezcla de incertidumbre sin saber lo que te espera.

Además de que no conocía la prueba, aunque ya me habían advertido de su dureza en el tramo a pie, venía sin saber cómo me iba a encontrar. Con mucha seguridad en mi misma ya que me encontraba fuerte y todo el ciclo de entrenamiento había sido bueno, pero con esa falta de chispa que se pierde cuando llevas tantos meses sin competir.

El nivelazo que había no ayudaba a tranquilizarse. Y más cuando ya empiezas a salir con dorsales bajos y ser una de las candidatas a luchar por llevarte la carrera. ¡La presión ya pesa! Pero yo tenía que hacer mi carrera, como siempre. Sara Loehr era la favorita, yo tenía que ir a defender mi dorsal número 2, difícil con el palmarés del resto de competidoras.

A pesar de todo, la logística la controlé bien. Estaba todo listo y ya en la arena esperando ansiosa empezar la carrera. Aunque con 20 minutos de retraso, pero por fin sonó la bocina. Ya en el agua, luchando por coger un hueco y poder controlar el ritmo y la respiración. No hice mala salida, me encontré cómoda y rápidamente busqué un grupo que me ayudó a marcar un buen ritmo. Salíamos con los chicos elite y realmente no sabía cómo estaba situada respecto de las chicas. Me paso Dolça al paso de la primera bolla, pero no pude seguirla. Aun así, llegué a la T1 segunda, viendo a Dolça justo por delante y con la ventaja suficiente para coger la bici sin que ninguna más me diera caza.

La bici, a pesar de empezar con una rampa muy fuerte al salir de boxes, era muy llana, muy rodadora, y eso no me beneficiaba. Si quería luchar por estar delante, tenía que hacer una bici fuerte e intentar marcar ahí la diferencia, la táctica de siempre.

Así lo hice. Me escapé desde el principio pasando a Dolça en la primera subida y me concentré durante todo el sector ciclista para no dejar escapar ni un segundo, eran claves! Aunque la bici era muy rápida, se hace muy larga cuando ruedas completamente sola, sin apenas referencias respecto a otros corredores en todo el recorrido. Luchando contra el viento y contra el crono por no dejar escapar tiempo. Las sensaciones eran buenas y más cuando veía que iba ampliando distancia por detrás.

Si soy realista, no esperaba sacar tanta diferencia en un circuito rodador, me sorprendí de hacer esa bici tan fuerte y llegar bastante entera a la T2. Aunque alucinada de llevar 4’ de ventaja respecto a Sara, sabía que no era ventaja suficiente para ser perseguida por un “guepardo” como ella! Aun así, había que luchar por ello y defender hasta el máximo ese primer puesto.

Corrí bien, hasta que llegué al infierno de las escaleras y supe que la carrera iba a ser muy dura. Por más que te lo imagines (y eso que yo he hecho carreras de subir escalera), no cuentas como “mata” a nivel muscular y como el pulso se dispara y aparece la agonía. Son esos momentos que piensas: “¡madre mía, ¿quién ha inventado este circuito?! ¡No era necesario!” y te planteas porque te gusta tanto sufrir y competir.

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Pues allí seguía, corriendo, empezando la segunda vuelta con la certeza que Sara me iba a dar caza en cualquier momento, en la primera vuelta ya me había recortado 2’30”. Me dediqué a seguir mi ritmo hasta que me cazó antes del segundo tramo de escaleras. Después de animarnos mutuamente, me conciencie de que había que mantener la entereza y defender la segunda plaza.

Así lo hice. Disfruté de los últimos kms de carrera sabiendo que había luchado y que lo había dado todo una vez más. Era una buena carrera y un buen inicio de la temporada. Quizá algunos esperaban más de mí, y se lo agradezco, pero yo sabía que Sara estaba muy por encima y hay que felicitarle por ello. Igual que al resto de corredoras.

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Lo mejor, llegar a meta sabiendo que Javi, Richard y María habían estado acompañándome y sufriendo conmigo durante toda la carrera. Supporters de lujo! Que para mí dice mucho. Su compañía durante todo el fin de semana hizo que un mero viaje de competición se convierta una vez más en un viaje inolvidable, lleno de anécdotas, risas, buenos y “malos” momentos (es que la carrera fue tan dura que me paso factura a nivel estomacal y la vuelta fue dura).

La anécdota de la carrera: cuando un juez se me acerca en moto sobre el km 70 de bici y me dice con ironía: “¿estas segura que vas bien? ¿No te habrás equivocado de recorrido?” como imagináis, muy desconcertante. Suerte que en la rotonda siguiente venia el giro que me desviaba a la parte final y me cercioré de que iba bien. Aunque seguía desconcertada. Por supuesto, al final de carrera le pedí explicaciones (porque él en ningún momento se vino a disculpar) y aun sabiendo de su error (no sabía que iba primera yo en bici) me dijo: “¡bueno yo te digo, pero tu sigue, no me hagas caso!” ¡Y eso que es un árbitro de la FETRI!

Agradeceros a todos los que me estuvisteis siguiendo en directo, para mí fue muy emocionante recibir decenas de mensajes y fotos mientras me seguíais. A todos por los ánimos y felicitaciones. Por creer en mí.

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A mi entrenador Alvaro Rance por seguir ayudándome día a día.

A todos mis patrocinadores, a los que ya me ayudabais la temporada pasada (Laica  y Portubienestar.com, xwin, Alimmenta y Sailfish) y los nuevos (Recuperat-ion, Newton, Big Mat Garro Sant Boi, Unîca Bikes, Speedsix, Catlike, Odeclas y Viator) y a los que me cuidan (Centreafit y Cyclistlab) y por su puesto a mi club Where Is the Limit? Sin vosotros no sería posible. He podido estrenar bici, ruedas, neopreno, casco, tritraje, zapatillas…gracias a vosotros! Y el estreno ha sido increíble. Gracias a Viator por acogerme y enseñarme que detrás de una gran marca ahí una gran familia que he tenido el placer de conocer.

A por la siguiente!