Solo seis días después de correr el Challenge-Samorín me presentaba al Triatlón de Frómista; un olímpico sin drafting. Varios “contras”, pero muchos “pros” por delante como para declinar la invitación de Borja (el organizador) en esta ocasión.

 

Salida sábado 16h. A mí, la hora me gustaba. Lo único malo era que tenía mucho más tiempo para ponerme nerviosa. Y así fue. Estuve echa un flan todo el día. Como se notaba que corría en “casa”, con mucha gente que te conoce, con muchas miradas puestas en mi…

 

El calor pegaba fuerte. No me importaba, pero cometí el error de enfundarme el neopreno en boxes y noté que llegué deshidratada a la salida. Iba andando (era lo que tocaba a falta de no haber podido poner tractores (por el covid), una pena) y notaba que me corrían gotas de sudor por los tobillos. Así que estaba deseando meterme al agua.

 

Después… estaba deseando salir. Que larga se me hizo la natación. Y eso que fue muy rápida. Me dejé la vida en los primeros metros por intentar seguir la estela de Sara (que incrédula). Y a los doscientos metros ya me había desfondado <Así, no empiezas bien>. Unos metros más tarde me pilla Esther y lucho por aguantarle los pies. Me lo pone difícil, pero lo consigo.

 

Lo mejor del sector fue ver a mi padre brazada a brazada animándome (fue andando en paralelo a mí todo el recorrido).

 

¡1’15”! Me cantan. <No está mal>, pensé. Sin embargo hice una pésima transición (fruto de los nervios) y perdí unos segundos justo donde sentía que era clave el ganarlos. Simplemente porque me peleo más de la cuenta con el neopreno y el casco, pero me subo rápido a la bici y me coloco en segunda posición.

 

Volé en la bici. Puse mucho de mi parte para ello. Pedaleé con mucha fuerza, no me desacoplé ni un segundo y luché contra el viento como nunca.

Sé que voy muy fuerte y el ver que le voy recortando a Sara lo ratifica. Eso me motiva. Siento que voy colocada mejor que nunca (Luarca también me lo dijo al acabar la carrera). “Progreso adecuadamente”. Y es que realmente fui muy cómoda con los Kaizen de Venturi. Súper agradecida del trabajo personalizado de Marcos y de que llegara a tiempo para la carrera ¡Muchas gracias!

 

La bici se me pasó muy rápido (es lo que tiene tener que hacer solo cuarenta kilómetros). Pero, como dice Aguayo, 270 metros de desnivel positivo en cuarenta kilómetros para un valenciano no es un circuito llano y para una catalana tampoco. Jejeje. Al menos algo me benefició eso, ya que no llevaba lenticular.

 

La único que me perturbó fue sentir la boca tan seca de principio a fin. Me preocupé. Por más que ingería líquido no conseguía remojar ni las papilas gustativas ¿A qué se debía?, ¿a los nervios?, ¿al calor?, ¿al sobre esfuerzo?…

T2. Más pésima aún que la primera transición. Me temblaban las piernas. Estaba muy nerviosa. Y más, cuando me dicen que llevo a Sara a menos de 1’. No era fácil… pero tampoco imposible. No obstante, la que lo complicaba era yo misma: El cuerpo no tenía frescura y, por más que la cabeza, y el corazón, quisieran correr rápido, las piernas no ponían mucho de su parte. No duelen, no pesan, sino que las sientes flojas. Sentía que no tenía energía para hacer esa zancada con ritmo y seguridad.

Los que pusieron mucho de su parte fue el público y el resto de corredores. Da gusto sentir eso, sentir que te empujan y que te ayudan. Y, a pesar de que me ayudaron a recortarle segundos a Sara, no fui capaz de luchar por la victoria.

 

Me vine arriba en una primera vuelta al ver que no estaba tan lejos. Me crecí en la segunda viendo que la diferencia era menor (cierto que debido también a una rápida parada técnica de Sara). Sin embargo, me vine abajo en la tercera vuelta al ver que la ventaja era insalvable. Y ella se vino más arriba. Lógico por su parte ¡Enhorabuena Sara!

 

Me mató el estómago (eso no me lo esperaba), y me mató el roce de los pies por correr sin calcetines (esto si que me lo esperaba pero no tan pronto y con tanto dolor). No me puse las Nike Alphafly por las rozaduras. Si lo sé…

Contenta con el resultado. Sinceramente creí que Sara ya me iba abrir mucho más hueco en la T2. Aunque tengo un sabor agridulce por no ser capaz de correr esos 10k más rápido. Creía que podría hacerlo y, tal y como estaban yendo las cosas, confiaba que así fuera. Corrí más lento que la semana pasada en el half. Y esta vez, con peores sensaciones.

Lo mejor, volver a correr rodeada de amigos y compañeros. Algunos que hacía tiempo que no veía y me ha hecho mucha ilusión. Recibir saludos de diferentes partes y personas (La Rioja, El País Vasco…). <Os los devuelvo. Muchas gracias>. Con Aitor en el micro y con Fotorunners con la cámara.

Me quedo para el recuerdo una carrera muy bonita. No solo por el circuito sino por lo que la envuelve y por la gente que hay detrás. Da gusto llegar a una competición donde todo el pueblo se vuelca al completo. Gracias a la organización por la invitación y por el trato recibido. A mí y a todos los corredores. Sólo hay que ver la bolsa del corredor: vino, cerveza, queso, embutido, dulces… Y no hablemos de los sorteos: varios jamones y un rodillo. Por cierto, el primer jamón ¿sabéis a quién le tocó?: Pues a Javi. ¡Qué suerte tiene el tío!

Más allá de la carrera, veníamos a pasar un gran fin de semana y lo hemos conseguido.

 

Ha sido un placer vivir esta carrera con muchos integrantes del Team-Koraxan. <Gracias por animaros a ello y seguirme en esta locura>. Ha sido un fin de semana inolvidable. Y si encima, mis padres aparecen por sorpresa segundos antes de empezar la carrera, ya ni te cuento <Gracias por siempre estar ahí y aquí>.

FOTOS: FOTORRUNERS