LA CARRERA PERFECTA

El titular ya lo dice todo. Si no recuerdo mal, primera carrera a la que llego con el cartel de favorita dada la victoria del año anterior. Eso, ya impone mucho.

La verdad es que llegué a esta carrera más en forma que nunca y eso da una confianza enorme. Conocía la prueba, conocía muy bien los circuitos (sobretodo el de bici donde venía dispuesta a marcar la diferencia) y sabía que había mejorado mucho en los tres sectores. Las cosas me estaban saliendo muy bien hasta ahora; en cada carrera estaba progresando en todos los niveles.

Con esto, y mirando que el año pasado participé con una fisura de costilla que me hizo menguar las fuerzas y que no iba  con cabra, sabía que podía mejorar la carrera del año anterior. Por mi parte la confianza era total, pero claro, no era la única que se presentaba a la gran cita con ganas de ganar. Mercé Tusell volvía a la carrera y el año pasado se quedó de mí a tan solo 18” después de irme recortando minutos en la carrera a pie (su fuerte). También venía Sara Loher que, hasta día de hoy, no sabía lo que era quedar por delante suyo, en Zarautz me dio un repaso corriendo. Cierto que Sara anunciaba que venía débil y no estaba al 100%. Otras de las favoritas era María Ortega, una grande que compite a nivel internacional y sabía que nadando me iba a sacar una minutada, aunque éste era su debut en media distancia.

Llegué el sábado a Berga y, desde que empecé a cruzarme con triatletas y compañeros, fueron muchos los que me decían: ¿Qué?, a volver a ganar, ¿no?

 “¡Uf! Qué presión. Eso no te lo pone nada fácil!”. Se agradece mucho, y desde aquí aprovecho para dar las gracias a todos los que me animáis, me seguís y depositáis tanta confianza en mí, un honor. Pero es mucho acojone también (jejeje). Para colmo, en esta carrera había una “porra” para recaudar por una bonita causa, donde se apostaba por los ganadores (tanto masculino como femenino) y, si acertabas, entrabas en el sorteo de un Ipad. Así que eran muchos los que me decían que habían apostado por mí. ¡Guau! No estoy acostumbrada a esto. Bueno, yo como siempre: a hacer mi carrera. Sin más.

Llega el domingo. Me levanto nerviosa (como siempre), pero con ganas, con fuerza. Tenía hambre de carrera y, aunque tenía más presión que nunca, no me daba miedo nada ni nadie.

Primero a la T2 a dejar bambas y visualizar por última vez el recorrido de ese tramo (para tenerlo controlado, luego en carrera vas ciega). Llega María Ortega y nos saludamos. Comentamos el procedimiento de coger y dejar las cosas en boxes. Cogemos autocar y directa para el lago. Preparo todo y para el agua. No iba muy sobrada de tiempo, lo justo para dejarlo todo a punto y tener algunos minutos para calentar en el agua. 

En la T1 echo un último vistazo a mi bici y material y veo a Sara y a Mercé preparando sus cosas. Las saludo y les deseo suerte. Rápido al agua (quería calentar y probar el neopreno que iba de estreno <gracias Pepe (Sailfish), me fue genial>. 

Le doy un beso a Javi, le deseo suerte y le pido que lleve cuidado. Me meto en el agua y a lo mío. Caliento un poco, “buenas sensaciones”. El agua menos fría de lo que me esperaba. Queda poco para la salida. Los 700 triatletas se van metiendo en el agua. Miro para atrás ¡Qué miedo! Situada en primera línea de salida, con el hándicap de que puedan devorarte, pero con la esperanza de hacer una salida fuerte y poder encontrar rápido mi hueco. En esos minutos previos, cuando el corazón se te sale por la boca, me encuentro gente en el agua que me dice: “Tú eres la Corachán, ¿no? Pues venga, a ganar”. Una triatleta oigo que dice: “Si la Corachán está aquí, estamos bien colocados. Son buenos pies a seguir!”. ¡Guau! Eso fue un lujo! En broma les contesté: “Pues si me siguen todos… encantada. Eso quiere decir que irán detrás” jeje. Otro me recuerda que ha apostado por mí en la porra. “No, por favor, más nervios no.  Ya tengo bastante”. Me emocionó el escuchar esas cosas. Fue increíble.

Ese ambiente hace que esos minutos previos pasen volando. Cuando me di cuenta estábamos en la cuenta atrás: 3,2,1… Go! Salgo al sprint y en pocos metros encuentro hueco. Una salida muy limpia que me da un plus más de confianza y me permite rápidamente coger un  ritmo fuerte. Más que otras veces. Valió la pena, la natación fue rápida y cuando me quise dar cuenta estaba ya tocando suelo. Me esperaba una rampa y una larga transición. Por primera vez (lo tenía meditado) me quito el neopreno nada más subir la rampa. Lo llevaba en la cintura y arriba me paré en seco (perdón Juan Carlos Pulido provoqué que me atropellaras), me lo quito allí mismo (para sorpresa de todos) y corro libre de lastre por esa larga transición. La jugada salió bien porque hice la T1 más rápida (en comparación con mis rivales) y eso que me puse calcetines y todo. No estaba dispuesta a perder ni un segundo.

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Cojo bici, veo que María ya ha salido pero no debía andar lejos. Mientras salgo veo que ninguna otra rival viene cerca. Qué bien.

Con la euforia ya del público puedo escuchar voces conocidas, sobretodo mi cuñado que me canta quién tengo delante y a cuánto. Hago una buena subida en bici y rápidamente me adapto al ritmo y al circuito. A pocos kms veo a Richard Calle y María, su pareja. Primer subidón. Me animan y me vuelven a indicar que María va delante, por poco tiempo; la pille en los primeros 10km. Ya estaba líder. Quedaba mucho, pero iba a luchar más que nunca por mantenerme en ese primer puesto.

La bici salió perfecta. Me encontraba muy bien, muy cómoda y me conocía el circuito. Hacia un día perfecto, ni gota de viento y sentía que cada vez estaba rodando más fuerte y con más ganas. Era la primera vez que me sentía tan a gusto con la cabra. Estaba disfrutando. En el puerto duro ya pase a algún chico, que incluso me decía que regulase (se lo agradezco), pero no era día para regular. Fui pasando kilómetros y me sorprendía que apenas me alcanzaran chicos. Recordaba que el año anterior (en ese mismo sector) me pasaron un montón, uno tras otro. Hasta que, acabando el puerto de la primera vuelta, me pasó Matos. Nos animamos mutuamente. Me alegré de que él fuese tan bien y él de que yo fuese delante. “Vamos company” me dijo.

Lo fui perdiendo de vista, sobre todo cuando empezó la bajada, pero a pesar de no bajar como él (cosa lógica), yo bajaba mejor que nunca. Que sensación tan buena. Yo que soy pésima bajando me notaba rápida y ágil en cada curva. Me fui creciendo, tanto que al llegar al punto de giro, donde estaba todo el público, amigos y muchos familiares (escuche a mis padres, aunque no los vi). Sentía que iba como una bala y que enlacé el giro de casi 180º con una agilidad brutal. “¿Lo has visto Richard?” Es que pude ver que María y Richard se impresionaron. Ellos me conocen y saben lo torpe que soy. Justo hace dos semanas Richard estaba consolándome después de hacer el ridículo por una caída tonta en subida porque me patinó la rueda en tierra, y yo le decía: “Richard es que soy muy torpe” Sin embargo, hay estaba yo… bajando como nunca.

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¡Guaaau! No os puedo describir la emoción que sentí. Se me hizo un nudo en la garganta. Se me humedecían los ojos. “Judith, respira, controla, estas compitiendo” me dije.  Estaba eufórica, me sentía fuerte. Dios, como estaba disfrutando. Tenía más ganas de pedalear que nunca, que no se acabara.  Se me estaba pasando volando. Miraba el Garmin e intentaba ir rascándole puntos a la media (en la subida para que no bajaran y en la bajada para que subieran, oscilando siempre entre 33 y 35 km/h). Era brutal.

Seguía pedaleando sola. Seguían casi sin alcanzarme  chicos, incluso llegué a coger a algunos. Me pasó Albert Jiménez en el principio del puerto de Casserres y me dijo: “vas genial. Regula. Vas sobrada, les llevas mucho” (Gracias Albert). Y ya al final de la subida vi a Xavi Torrades, que raro. Le pregunte si estaba bien y me dijo que simplemente no iba. Pobre. Que malos son esos días. La cruz de la moneda, A mí, sin embargo, me había salido “cara”. Nos animamos y seguí, ya tenía el ascenso conquistado. Tocaba bajar y volver a disfrutar y sentir como mis piernas seguían frescas. Nunca había tenido esa sensación después de llevar 80km de bici.

Lo tenía. La bici se acaba y tocaba mentalizarse para la carrera (lo más duro para mí). En la rotonda de entrada al pueblo veo a mi amigo Oscar con toda su familia. Que ilusión que estuviese ahí. “¡Gracias, gracias “Compy” por todo!”. Me emocioné y esa emoción crece cuando a pocos metros veo a Richard de nuevo y me canta: “en la primera vuelta ya les llevabas 7’ así que tranquila”. ¿Qué? ¡Guau! ¿Cómo era posible? Eso era mucho tiempo. Pues sí, eso confirmaba las buenas sensaciones que había tenido en bici y viendo como había salido la segunda vuelta, seguro que algún minuto más tenía. “Suficiente Judith, esto tiene que ser tuyo” Me dije.

La llegada a la T2 fue uno de los momentos más emocionantes del día. Cómo gritaban y me animaban al verme llegar como la primera chica. Mil gracias a todos. No tengo palabras para poder explicar lo que se siente y lo que eso te empuja. Así que, rodeada de público, de gritos y de ánimos, completé los primeros kms de carrera viendo como ninguna rival llegaba a la T2. Vi a muchos amigos y compañeros, a mis padres, a mi hermana, a mi sobrina y a Carlitos emocionado con mi carrera (gracias). Y guau. Ahí estaba Álvaro, mi entrenador. Uf, aún me emociono ahora al recordarlo. Es que me dio mucha seguridad verlo ahí diciéndome que regulara que iba sola. El sentir que estaba allí viendo como el trabajo bien hecho da sus frutos. Para mí fue muy gratificante. Gracias coach.

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Que sensación de libertad el no sentir que te persiguen y que puedes hacer tu carrera. Es un circuito duro, alguna subidita que mata pero, dada la ventaja, se me pasó rápido. Pude ver como Mercé me recortaba en cada vuelta pero sabías que era insuficiente para alcanzarme y eso me relajaba. Vi también como Sara abandonó (lo siento Sara, sé que a nadie nos gusta. Ahora a recuperarse). Disfruté en cada vuelta de los ánimos de todo el público y también de muchos triatletas que en carrera (hasta sufriendo) me animaban y me felicitaban por lo que estaba consiguiendo. Gracias a todos. Este deporte tiene eso, son todos geniales.

Tramo final de la carrera, la emoción va en aumento pero… un sabor amargo cuando veo a Javi parado y animándome. Se había retirado, me dolió, pero me quedé tranquila (aunque triste por él) al ver que estaba bien. “Judith, lo tienes, el triunfo es tuyo, disfruta de esto que hoy te has salido”, me dijo.

Así fue.

Camino final a meta. Empieza la alfombra roja que te dirige hasta el arco. La euforia es máxima y más cuando veo a mi sobrina esperando para recorrer esos metros conmigo. “Mi niña” que bonito fue ese momento hasta coger la cinta. Indescriptible. No puedo evitar seguir emocionándome recordando la carrera del domingo. Además mi primer puesto de esta temporada.

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“¡Marcote!” me dijisteis muchos. Pues sí, es cierto. Pero no nos volvamos locos que el circuito de carrera en 18km. Pero sí, la mejor en un año, notable:

  SWIM BIKE RUN  
SAILFISH BERGA 2014 26’47 2h39’43 1H37’23 4h43’53
SAILFISH BERGA 2015 25’21 2h32’08

(84km)

1H17’43

(17km)

4h15’12

 Gracias a todos los que me animasteis (antes, durante y después de la carrera), que os molestáis en escribirme y que nunca me falláis. A toda mi familia que vino a verme y que son un pilar básico para mí. A todos los amigos y compañeros. A los sponsors, sin duda, que hacen esto posible. En especial a mi nutricionista Jéssica de Alimmenta que ha conseguido que me sienta más ágil y fuerte que nunca!  

Por cierto, el día acabo redondo porque…sorprendentemente el sorteo del Ipad por la porra lo gano Javi, mi pareja! Jejeje!

 

 

Por mucho que te lo cuenten… !hay que vivirlo!

Triatlón de Zarautz, la meca del triatlón español por excelencia. Una de esas que no te quieres perder en tu carrera deportiva.

Aunque igual no era este año el que yo hubiese elegido para hacerlo, pero mi entrenador, Alvaro Rance, me dijo que lo marcara en el calendario, y además en letras rojas, que una distancia de natación larga y un circuito duro me podían venir bien.  Precisamente eso era lo que me echaba para atrás, sobretodo por mi poca soltura con la cabra; para un circuito tan exigente es necesario un buen dominio de la bici.

El tiempo también era un hándicap. La lluvia y el frío suelen ser habituales en el País Vasco y era otro de los contras de este «tri», y aun más sabiendo que aquí no perdonan la bici ni aunque llueva a mares. Eso mismo lo pude comprobar el sábado en directo.

Un cartel de favoritas, más lucido y extenso que nunca, era otro de los condicionantes pero…”¿Quién dijo miedo?”. ¿Por qué no poder sumar mi nombre a ese cartel y luchar por el pódium? -pensé-. Aunque parecía inalcanzable a priori con tantas rivales y de tan alto nivel: Marina Damlaimcourt, Eva Ledesma, Gurutze Frades, Sara Loher, Dolça Ollé, Anna Noguera y Arrate Mintegui, quería sumarme a ellas y figurar ese mismo cartel de favoritas.

La misma mañana de la carrera, viendo la previsión meteorológica, el puesto y la lucha por el pódium pasó a un segundo plano. En ese momento el único objetivo era no caerme. Es curioso cómo te cambia de golpe la visión de la carrera por determinadas circunstancias. Mi preocupación era ese, no caerme (Sufrí mi peor caída en lluvia y aún tengo secuelas, sobretodo psicológicas). Me daba mucho miedo, mucho respeto, el circuito ciclista con lluvia podía ser muy peligroso después de ver el desnivel que tenía. No estaba dispuesta a jugarme la vida, así que pensé: cabeza, precaución y a ver qué pasa. Lo peor es que ese miedo hace que me bloqué, que frene más de la cuenta y eso es mucho riesgo. Iba muy nerviosa a la carrera, solo me preocupaba llegar a la T2 y poner el pie en el suelo sana y salva.

Ya en línea de salida, tiritando por culpa del frío y los nervios, me quería sentir preparada para afrontar los 2.900 metros de natación que separaban la playa de Getaria hasta Zarautz. Casi 3 km que teníamos que cruzar en línea recta, con pocas referencias y con el mar algo movido, así que lo importante era evitar quedarse sola y perder guías. ¡Pues de sola, nada! Se convirtió en una de las salidas más complicadas que he vivido; nunca entenderé por qué la gente se obsesiona por hundirte, pasarte por encima y agarrarte para esquivarte. Suerte que soy nadadora porqué sino…Salir de ese caos me costó unos metros de lucha y varios tragos de agua salada. Al final me ubiqué y pude coger mi ritmo después de ver como 2 triatletas se iban escapadas. De golpe vi que Dolça iba al lado mío, fue una gran compañera durante todo el tramo de natación, pero no fue la única que estaba cerca mío, alguien me fue tocando los pies durante todo el segmento. Fue algo muy molesto y mucho más cuando, en una de esas, me bajo el chip del tobillo, lo cual, por llevarlo medio suelto, me provocó roces durante el resto de la carrera. Pero bueno, se entiende como «gajes del oficio», cuando llegamos a la playa vi que era Sara Loher. También Eva Ledesma había estado nadando en nuestro grupo.

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Una T1 más emocionante que nunca hizo que las cuatro cogiéramos la bici a la par. Yo era la más rezagada por eso. Tras un primer kilómetro de tira y afloja, demostrando quién era la más fuerte, Ledesma se quedó y yo esperé detrás de Dolça y Sara para ver que ritmo marcaban. Pero en pocos minutos empezó a llover con fuerza y ya me desestabilicé un poco. Venía la bajada y se me iban. Ellas trazaban con confianza y sin miedo y yo, muy nerviosa, empecé a frenar más de la cuenta. Veía como se me escapaban, pero me decía a mi misma que ¡No podía dejar que eso pasara!

Cambié el chip y me dije a mí misma que tenía que ser más fuerte que nunca. Empecé a pedalear y me puse en cabeza del trío que habíamos formado y, a  falta de unos kilómetros para llegar al paso de vuelta por Zarautz, por la zona más rodadora de la costa, pude ver a la cabeza de carrera, era Marina Damlaimcourt la que iba escapada. No podía imaginarme que llegaríamos a verla. Después de cómo había nadando y teniendo en cuenta que era su sector más flojo…pero hay estaba.

Pocos metros antes de entrar en Zarautz la adelanté pasando a liderar el tramo ciclista. Eso hizo que pudiera vivir el momento de entrar en primer puesto en un pueblo lleno de afición. Me llegué a emocionarme de lo que la gente animaba. Fue algo indescriptible. Yo no sé si fue la mezcla del miedo, euforia, frío y todas esas cosas que sentía, pero en solo 28 km de carrera pude emocionarme como si estuviera llegando a meta en primera posición. Ahí vi a Javi, mi novio. Traté, con la mirada, de decirle que estaba bien (lo vi preocupado por mí, por la que estaba cayendo). Vi su cara de satisfacción y sorpresa al verme pasar en primera posición (aunque con todas pegadas detrás).

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Yo no sé si fue esa inyección de adrenalina, pero en pocos kilómetros me había escapado del resto. Para nada esperaba verme en esa situación en esa carrera, visto el cartel. Pero tenía que aprovechar esa ventaja. Quedaba mucha carrera por delante y debía tener cabeza. La verdad es que me fui creciendo. Me vine arriba y, a pesar del diluvio, supe gestionar ese miedo y no perder ritmo, aunque con mucho cuidado, tampoco quería arriesgar más de la cuenta y que eso me provocara una caída.

Vuelta de paso por Zarautz para empezar la última vuelta y la más dura. Una vez más, el paso por el pueblo me volvió a emocionar y me empujó a seguir con fuerza. Ahí era donde empezaba el calvario. Estaba cansada de escuchar lo de las rampas del 20-21%, que el suelo no era el mejor y mucho menos con la lluvia. El ascenso se iba a complicar. En la cabeza llevaba la frase que me había dicho Jordi, mi cuñado, y que me habían repetido varios: “¡Sube sentada y peso atrás!”. Le hice caso, no había más opciones. Verdaderamente lo pasé mal. No solo por la dureza de las rampas, que a demás de su desnivel era un tramo más largo de lo que me pensaba,  1’2 km de tortura en la que, con todo metido, debía mantener un ritmo constante de pedaleo para no quedarme bloqueada. Pensé varias veces que me iba al suelo. Pasé más miedo subiendo que bajando !Buf!, pero lo que no tiene precio es que, a pesar de la lluvia que estaban aguantando estoicamente, la gente te anime con todas sus fuerzas y que te adviertan del peligro de la carretera llena de surcos y de un suelo resbaladizo.

Después de coronar ese Muro de Aia venía la bajada más peligrosa. En la que, por suerte, a pesar de un par de sustos, cubrí con precaución. Pero aún no estaba todo hecho. Yo ya no sabía ni por donde iba ni lo que me quedaba. Sabía que faltaba la subida al camping Txurruka e intuía que era dura, pero ! Buf! no creí que lo fuese tanto. Otro «rampote» largo y que te llega cuando las piernas ya ni te funcionan pero, entonces viene lo más emocionante del tramo ciclista. El punto donde el público, dado que es la última subida y una de las más duras, se vuelca en animarte como si en ello perdieran el alma. Es espectacular, se crea un pasillo estrecho donde solo cabes tú, tu bici y ese calor de la gente que te está casi rozando y a la que le notas ese aliento cálido que ves que te sube al cielo y te lleva hasta arriba poniéndote la piel de gallina. Es Indescriptible. En ese momento te sientes como un ciclista profesional llegando a la cima en una de las etapas míticas del Tour de Francia !Impresionante! No me cansaré de repetirlo. Aún sigo recordando ese momento mágico.

Ahora sí !Por fin!. Se acabó el sector ciclista y me encontraba orgullosa de ello, pasara lo que pasara me sentía campeona por haber luchado contra mis miedos y haberlo hecho con creces. Sí que es cierto que a solo 400 metros de la meta, en la última rotonda, antes de poner pie en el suelo, ya en Zarautz, me llevé el peor susto. Rocé una línea blanca y a causa de la lluvia casi acabo en el suelo, era como si hubiera pisado un espejo. Patiné y se me fue la bici, pero, no me preguntes cómo, conseguí estabilizarla sin caerme -¡Maldita línea!- pensé. ¡Por los pelos!

Poco me iba a durar la emoción de ir como cabeza de carrera, pero ya estaba en el último sector y la satisfacción de entrar primera en el pueblo, y llevarme la ovación de la gente, no me la quita nadie, eso queda en mi retina para toda la vida. En el km 4 me alcanzaron Gurutze Y Sara. Vaya ritmo llevaban, ¡Increíble! Me pasaron las dos sin poder ni olerlas y siguieron con su mano a mano, ajenas a todo. Yo, aunque estaba preparada para que eso pasara, quería seguir estando en carrera y no perder más posiciones. Dolça venía cerca por detrás, pero en la segunda vuelta mi perseguidora era Marina que venía como una bala. Luché más que nunca por el pódium ¡Me lo merecía! Había demostrado que podía conseguirlo y lo había dado todo durante toda la carrera. Después de esos fatídicos kilómetros entre la segunda, y en la tercera vuelta rezaba para que Marina no me alcanzara. Era un sufrimiento a perder esa gran plaza que tenía a mi alcance; en el último paso, a falta de 1 km, vi que la distancia que había entre nosotras dos era la misma ¡Ahora sí! -pensé- Lo tenía en mis manos. Tenía que creérmelo. El tercer puesto era para mí. Más sufrido y merecido que nunca.

Son indescriptible las emociones que se pueden llegar a vivir en ese momento. En esos últimos metros a meta, en pleno centro de Zarautz, con toda la gente gritándote es cuando te sientes ganadora, cuando te sientes orgullosa de lo que has conseguido y recuerdas todo lo que has luchado por llegar hasta ahí. Te acuerdas de todos los que te han apoyado día a día, tu gente, tu familia, tus amigos, todos los que me quieren y me siguen. Uno de esos finales de carrera que nunca olvidaré y que disfruté más que nunca. Cuando crucé la línea de meta solo quería abrazar a Javi, porque había sufrido casi tanto como yo y porque gracias a sus ánimos había llegado hasta allí. Lo abracé y me eche a llorar como una niña, desahogándome y sacando todas esas emociones.

¡Buf! Zarauzko Triatloia 2015 queda grabado en mi retina para siempre!

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Segunda prueba importante de la temporada. A pesar de sólo dos semanas después de Francia, me encontraba fuerte y recuperada. Iba a ser una carrera con mucho nivel pero eso tenía un aliciente extra. Sabiendo que el top 5 era inalcanzable, volvía con el objetivo de buscar un top 10 y poder estar ahí, en carrera, luchando con el resto.

Correr en casa siempre tiene una motivación extra. Te da más seguridad, a pesar de no conocer la prueba, y lo más importante que ves muchas caras conocidas, mucho público, mucha afición y gente que te anima, es lo mejor! Mi chico estaba ahí de supporter y mis suegros habían venido a verme por primera vez, se agradece.

Una carrera muy madrugadora con una salida a las 7:00h para los chicos Pros y 7:02h para nosotras. EL resto como siempre, iría saliendo minutos más tarde por detrás nuestro. Buen ambiente desde la salida, con música y presentación oficial incluida, que nervios! Pero que subidón! Pero algo me tenia inquieta desde antes de la salida y eso inevitablemente iba a condicionar mi carrera desde el principio. El gorro que me habían dado, resbalaba mucho y me iba más bien pequeño. Desde antes de tirarme al agua ya noté como se me iba escurriendo y eso iba a ser un problema.

Pistoletazo de salida, arrancada en los primeros metros y 5 chicas vamos en cabeza empezando a dejar algo de distancia respecto al resto. Comienzo bien, aunque antes de llegar a la primera boya ya se van 3 y yo me quedo mano a mano con otra. Fue la peor compañera que me pude buscar, iba muy desorientada, cambiaba de dirección constantemente. Me despistaba, me molestaba y hasta me hizo comerme una boya que solo era de referencia porque creería que habría que bordearla también. Me separé de ella, la perdí de vista y me quedé nadando sola. Pocos metros después empezó mi calvario, el gorro se empezaba a escurrir! Iba nadando y parando a las pocas brazadas para bajármelo tirando de él. Eso me hizo perder tiempo y motivación. Para colmo, fue hacer el giro de cambio de sentido y ver como el sol matutino deslumbrara y no veía absolutamente nada! No era capaz de distinguir ninguna boya ni tenía ninguna referencia. Un poco frustrada seguí nadando, intentando intuir cual sería el camino y mientras seguía acomodándome el gorro. Pocos minutos más tarde me empezaron alcanzar perseguidores, ya venían chicos de grupos de edad y entre ellos también veo una chica Pro. Podría alegrarme de tener compañía y referencias hasta la salida del agua pero el bajón de sentir como estaba perdiendo mucho tiempo en mi mejor sector me hundió. Faltaban 500 metros para llegar y desistí de seguir colocándome el gorro, no quería perder ese grupo y en unos metros más el gorro se me calló.

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Salí con un mosqueo increíble del agua y perdí bastante tiempo en la T1  por ese motivo. Tocaba cambiar el chip, no podía condicionarme la carrera ese percance con todo lo que quedaba por delante. Aún así salí del agua 4ª para mi sorpresa! (eso me indicó Javi cuando salí pero realmente 5ª). Una T1 lenta hizo que llegaran más chicas y la verdad que perdí la cuenta pero al menos estaba en carrera e iba a subirme con referencias en bici.

Así como la natación fue un desastre, el sector ciclista fue muy bien. Me noté fuerte, confiada técnicamente y lleve un ritmo alto y constante desde principio hasta el final. Fui fuerte pero aún así me sentía que tenía un puntito más en la reserva para poder correr bien. Lo mejor fue sentir que estaba en carrera que, pude seguir la estela de alguna rival y luchar con ellas. Hice algún adelantamiento y a la vez también tuve que ver cómo me adelantaban a mí!

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Llega a la T2 con ganas, hice una rápida transición y me puse a correr 6ª. “Está muy bien!” , me dije a mi misma. Y los primeros 3km me crecí al ver el ambiente de público y escuchar cómo me animaban, muchos amigos, muchos conocidos y además mi entrenador Alvaro Rance que había venido a verme!

Iba corriendo bien de ritmo pero desde el principio notaba una molestia en el tendón de Aquiles del pie izquierdo. Iba a más y en el km 4 se hacía ya muy molesto. Pensaba que tenía el calcetín mal puesto o alguna piedra que me estaba rozando. Decidí parar para colocármelo bien, quedaba mucha carrera y valía la pena perder unos segundos. Pero la sorpresa fue que todo estaba en orden, esa molestia era interna, muscular. Me plantee retirarme, es cierto que dolía pero podía aguantarlo “de momento”, pero tampoco quería lesionarme! Decidí esperar al cruce con mi entrenador y que él me asesorara pero, antes de llegar a ese punto (km 12) ya mi cabeza se había impuesto y había decidido seguir y luchar. Iba 7ª en ese momento, había perdido una posición y se acercaban rivales con más ritmo que yo pero quería llegar a meta, acabar y más corriendo en casa, con gente que había venido a verme y sentía que debía hacerlo por ellos.

Unos últimos 5 quilómetros muy duros, no solo por el dolor del tendón sino porque iba fundida. El calor y  la falta de hidratación/suplementación me hizo venirme a bajo y me fueron superando rivales en el último tramo sin poder evitarlo. Entre ellas Anna Rovira, la otra española que corría. Eso me dolió más!

Al final un 11ª puesto y 2ª española. Sabor agridulce por las sensaciones que tuve pero orgullosa una vez más de mi capacidad de lucha. Cuando las cosas son más difíciles y cuando hay que demostrar lo fuerte que eres.

Una lección aprendida: a partir de la siguiente competiré con dos gorros!

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Para cada competición te marcas un objetivo a priori pero en este caso se me truncó 15 días antes. Una caída en bici me provocó una fisura en una costilla (lesión molesta y dolorosa y de lenta recuperación) y eso hizo que de aspirar a hacer un buen papel y subir al pódium tuviese que conformarme con poder nadar e intentar acabar si el dolor me lo permitía.

Me presenté allí sabiendo que iba a ser duro, el dolor nadando era muy fuerte, no había conseguido nadar desde la caída (prefería reservarme hasta ese día y que fuera lo que dios quiera!). Por suerte, mi cabeza es la que más tira en los días de competición y hoy estaba al 100% , no esperaba menos!!

Además era un día muy especial para mí. Tenía mi “support” a mi lado, una gran persona que ha llegado a mi vida y me da mucha fuerza. Mi familia también venía a animarme, eso es un apoyo importantísimo, un orgullo! Además mi sobrina de 5 años era la primera vez que venía a verme a un triatlón y no podía defraudarle. Su tía es la mejor (para ella claro) y no puedes jugar con las ilusiones de un niña!

Más cosas marcaban esa carrera, última corriendo con el mono del Prat Triatló, eso me da mucha pena porque es el club que me abrió las puertas y donde he conocido gente increíble, que seguirán formando parte de mi vida, pero a la vez se me abren otras puertas de las que estoy contentísima y agradecida que haya apostado por mi, un nuevo club, un nuevo proyecto. “Where is the limit».

Bueno,con  antecedentes expuestos y con las directrices del coach Alvaro Rance claras empieza la carrera.

Inevitable llevarte golpes saliendo tanta gente a la vez pero consigo situarme rápido y liberarme un poco de la marabunta. Se me va el grupo de cabeza pero siempre encuentro algunos pies cercanos que me dan referencia y evitan que caiga en la tentación de bajar el ritmo. El dolor esta presente en cada brazada pero pasa a un segundo plano, metida totalmente en carrera! Por lo que veo en la recta final no hay mucha gente delante y no veo ningún gorro amarillo que me indique que tengo alguna chica cerca, creo que Saleta (la gran favorita) lo lleva gris y se me han cruzado un par pero no estoy segura si era ella.

Solo tocar suelo ya escucho por megafonía que voy en cabeza, increíble! La cosa no podía empezar mejor! Cierto, es que no pasan ni 20” y ya escucho que Saleta sale del agua pero…yo firmaba con que me sacara menos de un minuto en el agua así que salir delante ya estaba más que bien.

Ya estoy pedaleando, ritmo fuerte desde el principio, muy buenas sensaciones jugándome la carrera en bici consciente que es mi punto fuerte y que si había posibilidades de ganar…el triumfo estaba ahí! Arriesgado pero posible!

Saleta, ni ninguna fémina, me daba caza y yo me iba creciendo. Pasaban chicos, pero pocos! Y muchos me elogiaban mi buen ritmo y el hueco que estaba abriendo a mis perseguidoras. El paso de vuelta con todo el público fue impresionante e igual que la llegada a la T2 y algo me hizo pensar que era mi carrera!

Empezar a correr con rampas y con mucho agotamiento físico me hizo creer que no era capaz de aguantar los 21km pero iba en cabeza, había sacado 6’ de ventaja a Saleta, que iba en segunda posición, no podía desaprovechar eso! Firmaba con poder estar ahí jugándome la carrera pero para nada hacer ese parcial de bici!! El público me animaba como nunca, el ambiente era increíble, estaba haciendo un carrerón, tenía que sacar fuerzas de donde fuera! Mi familia estaba ahí y mi “support” me estaba acompañando toda la carrera! (gracias a eso sino…).

Una primera vuelta salvada, manteniendo distancias, viendo que Richard también iba en cabeza, motivación extra al querer subirme al pódium con él en el cajón más alto, como en los viejos tiempos! Me entero que Saleta se retira, uf! Es un alivio (con todo el respeto) pero Merce Tusell venía muy fuerte, a la misma distancia ya que lo estaba Saleta antes y esa distancia cada vez se hacía más corta, a mí los quilómetros cada vez se hacían más largo. Fuerzas no quedaban, el dolor empezaba a ser muy fuerte, pues no sé cómo pero corres y corres y te arrastras pero no paras, luchas y al final consigues cruzar la meta en primera posición. Lo logré! Ganadora del Sailfish Berga! Como dije antes:”¡arriesgado pero posible!”

Triumfo inolvidable! Cruzando meta con mi sobrina y agradecidísima por todos los que ese día me animaron y me apoyaron. A sailfish por prestarme neopreno. Gracias Pepe y gracias Where is the limit. Ganando con Richard, y compartirlo con nuestro coach Alvaro Rance. Y con el regalazo de una semana para dos personas en Lanzarote gracias a Sands Beach Active! Allí que iré con la mejor compañía!  

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